Me llamo Twist, y soy un buscador de secretos en las ciudades. Mi hogar es Santiago de Chile, una ciudad llena de historias ocultas y rincones que susurran leyendas al oído de quienes se atreven a escuchar. Hoy, quiero compartir con ustedes una fábula que descubrí en el corazón del Mercado Central, un lugar que, más allá de su bullicio y aromas, guarda un misterio que pocos conocen.
El Susurro de las Paredes
Era una mañana cualquiera en Santiago, el sol apenas comenzaba a iluminar las calles cuando decidí aventurarme al Mercado Central. Este lugar, con su estructura imponente y su historia centenaria, siempre me había intrigado. Al cruzar sus puertas, el bullicio de los vendedores y el aroma a mariscos frescos me envolvieron, pero había algo más, un susurro que parecía emanar de las paredes mismas.
Mientras caminaba entre los puestos, observando las caras de los comerciantes y los visitantes, noté una figura peculiar. Era un anciano, con una barba blanca y ojos que parecían haber visto más de lo que cualquier otro en ese mercado. Me acerqué a él, impulsado por una curiosidad que no podía ignorar.
El anciano, al notar mi interés, sonrió y me dijo: Este mercado tiene más historias de las que imaginas, joven. Si escuchas con atención, las paredes te contarán sus secretos. Intrigado, le pedí que me contara más, y así comenzó a relatarme una historia que había permanecido oculta durante años.
El Secreto del Pescador
Según el anciano, hace muchos años, cuando el mercado apenas había sido inaugurado, un pescador llamado Manuel solía vender sus productos en uno de los puestos más concurridos. Manuel era conocido por la frescura de sus mariscos y por su habilidad para contar historias que mantenían a sus clientes entretenidos mientras compraban.
Un día, Manuel llegó al mercado con un pez que nadie había visto antes. Era de un color azul profundo, con escamas que brillaban como estrellas bajo la luz del sol. Los rumores sobre el pez se esparcieron rápidamente, y pronto, todo el mercado hablaba de él. Sin embargo, Manuel se negó a venderlo, diciendo que aquel pez era especial y que guardaba un secreto que no podía ser revelado.
La curiosidad de los otros comerciantes y clientes creció, y comenzaron a ofrecerle grandes sumas de dinero por el pez. Pero Manuel se mantuvo firme, asegurando que el pez debía ser devuelto al mar. Una noche, el pescador desapareció junto con el pez, y nunca más se le volvió a ver.
El Legado de Manuel
El anciano me miró con ojos brillantes y concluyó su relato diciendo: Dicen que el espíritu de Manuel aún ronda el mercado, protegiendo su secreto. Algunos afirman que, en noches tranquilas, se puede escuchar el sonido del mar resonando en los pasillos del mercado, como un recordatorio de que hay misterios que deben permanecer ocultos.
Con esta historia en mente, me despedí del anciano y continué mi recorrido por el mercado. Mientras observaba a los vendedores y sus productos, no pude evitar pensar en Manuel y su pez misterioso. ¿Qué secreto habría guardado aquel pez? ¿Por qué era tan importante para Manuel devolverlo al mar?
El Mercado Central, con su historia y sus enigmas, me había regalado una fábula que resonaría en mi mente por mucho tiempo. Me di cuenta de que, a veces, los secretos más profundos no están en lo que vemos, sino en lo que elegimos no revelar.
Así concluye esta fábula del Mercado Central, un lugar donde las historias y los secretos se entrelazan en un baile eterno. Espero que hayan disfrutado de este relato tanto como yo disfruté descubriéndolo. Los invito a acompañarme en futuras aventuras, donde juntos desentrañaremos más misterios de esta fascinante ciudad.
Hasta la próxima,
Twist, el cronista de secretos.